lunes, 16 de mayo de 2011

Movimiento tribal


Autora: Gabriela Aguilar / Informador

niños, adolescentes y jóvenes se muestran ante los realizadores estadounidenses responsables del material visual, felices de pertenecer a este grupo.

Algunas frases recurrentes del vivir actual en el México violento son: “Ya hemos visto de todo, ¿qué más nos puede sorprender?”, “se perdió la capacidad de asombro”, “todos los días es lo mismo en este país”… y otras más que aumentan la complicada realidad individual y colectiva de gran parte de los mexicanos. ¿Pero sabe qué? Existen momentos grandiosos en el día en el que llega información que permite dar con un punto ciego, algo que existe pero que no vemos, algo que a más de uno puede dejar con la boca abierta.

La vía para dar con lo que se conoce como “Movimiento tribal” fue el internet, tengo que reconocer que si no fuera por este medio, difícilmente hubiera llegado a Matehuala, San Luis Potosí. para observar el estilo de vida de la mayoría de los jóvenes habitantes de ese lugar. El documental dura nueve minutos, se trata de una producción estadounidense y créamelo que es una muestra clara de que a pesar de la situación social y económica a la que nos enfrentamos, se puede salir adelante sin tanto obstáculo, sólo es cuestión de sumar la identidad más la tradición, el resultado dividirlo con música electrónica y entonces tendrá una comunidad que vive con el ritmo de las ganancias que dejan los negocios que hacen posible ese movimiento.

En la antropología sociocultural, “los tribaleros” se identificarían como una subcultura porque tienen costumbres o comportamientos diferentes a los dominantes en la sociedad. Se trata de personas que visten de una forma particular, con las botas más llamativas y picudas que se pueda imaginar para bailar al ritmo de música electrónica mezclada con música africana, cumbias colombianas y tambores aztecas.

En Matehuala dicen que todo empezó en Oaxaca o el Distrito Federal, viajó a Texas, de ahí a Monterrey, Nuevo León, y finalmente se internó en territorio potosino. En la red esta corriente es juzgada como “naca”, “chúntara”, diversos calificativos que no minimizan a sus seguidores, quienes además de sentirse orgullosos de lo que hacen forman parte de una red de pequeños emprendedores que a través de sus negocios venden todo lo necesario para el tribal: sombreros, cinturones, pantalones y las infaltables botas extra picudas o de pico extendido, que suelen cotizarse hasta en dos mil dólares tan sólo en la ciudad de Dallas.

Niños, adolescentes y jóvenes se muestran ante los realizadores estadounidenses responsables del material visual, felices de pertenecer a este grupo. ¿De fondo? Las imágenes desérticas entre cactus, polvo y las altas temperaturas de la región. Por momentos pareciera que se están viendo fragmentos del trabajo cinematográfico de Alejandro Jodorowsky, pero no, es otra realidad que ofrece el país, alejada de las postales urbanas manchadas por la sangre y el crimen organizado. Ellos viven así y que el mundo ruede. No le digo más, busque el video llamado “Behind The Seams – Mexican Pointy Boots” (detrás de las costuras de las botas mexicanas puntiagudas) y por alguna u otra razón se sorprenderá.

No hay comentarios: