Por Romina Smith / Clarin.com
Pura acción freestyle”. Detrás de ese eslogan marketinero, una 700 personas –la mayoría jóvenes sub 30– se juntaron ayer en el Rosedal para darle forma a la tercera edición de “Día Libre”, un encuentro de arte y deporte urbano que logró reunir un abanico de tribus tan diversas como llamativas. Desde las 12 hasta las 23 hubo tiempo y lugar para ver a skaters y bikers, pero también para asombrarse con los slacklines, esos equilibristas que caminan sobre en una soga tan finita como desafiante, y a casi 10 metros de altura.
Esos, mezcla de acróbatas de circo de carpa y monos trepadores , fueron las estrellas de este evento que tuvo quince disciplinas diferentes y hasta incluyó un torneo “master” de skate y presentaciones en vivo de grupos de hip-hop, dancehall, cumbia electrónica y otros tantos ritmos de raíces africanas. “La música es increíble y todos los artistas vienen de onda, porque acá todo se hace sin sponsors, El único apoyo fue del Gobierno porteño que nos cedió el espacio, pero todo el resto fue organizado por nosotros”, contó a Clarín Paulino Estela, un Dj de 33 años que estuvo a cargo de la organización junto a Diego Altabas, de 34.
“Esto nació con una convocatorias abierta a muchas disciplinas deportivas, además de graffiteros, artistas callejeros , músicos y otros representantes de deportes más novedosos, como el slacklines que practican los chicos que hacen equilibrio sobre cuerda y los de parkour. Es un lugar para que todos puedan ser participantes, vengan a jugar, a hacer picnic, practicar deporte y bailar” aclara Estela, destacando sobre todo que el gran objetivo fue difundir “esas actividades que tienen poca vidriera , salvo el roller y el skate”.
Les tocó un día perfecto. Y el evento –que en abril último se hizo en el Parque Sarmiento– resultó una gran kermesse donde cada participante pudo lucirse frente a unas 700 personas (muchos jóvenes pero también algunas parejas con hijos chiquitos) que siguieron atentos cada movimiento. Entre los más raros aparecieron los que hacían parkour. Pero también hubo dos perlitas: Gilda, la skater que se llevó todos los piropos y los chicos de sky runners, cada uno con un par de zancos de fierro tan resistentes como para aguantar un giro mortal hacia adelante y hasta saltos de dos metros de altura . “El evento creció mucho, y es todo un gran esfuerzo porque detrás de esto no hay ninguna productora. Pero creemos que salió muy bien y la idea es poder repetirlo dos veces por año”, concluyó Diego.
Esos, mezcla de acróbatas de circo de carpa y monos trepadores , fueron las estrellas de este evento que tuvo quince disciplinas diferentes y hasta incluyó un torneo “master” de skate y presentaciones en vivo de grupos de hip-hop, dancehall, cumbia electrónica y otros tantos ritmos de raíces africanas. “La música es increíble y todos los artistas vienen de onda, porque acá todo se hace sin sponsors, El único apoyo fue del Gobierno porteño que nos cedió el espacio, pero todo el resto fue organizado por nosotros”, contó a Clarín Paulino Estela, un Dj de 33 años que estuvo a cargo de la organización junto a Diego Altabas, de 34.
“Esto nació con una convocatorias abierta a muchas disciplinas deportivas, además de graffiteros, artistas callejeros , músicos y otros representantes de deportes más novedosos, como el slacklines que practican los chicos que hacen equilibrio sobre cuerda y los de parkour. Es un lugar para que todos puedan ser participantes, vengan a jugar, a hacer picnic, practicar deporte y bailar” aclara Estela, destacando sobre todo que el gran objetivo fue difundir “esas actividades que tienen poca vidriera , salvo el roller y el skate”.
Les tocó un día perfecto. Y el evento –que en abril último se hizo en el Parque Sarmiento– resultó una gran kermesse donde cada participante pudo lucirse frente a unas 700 personas (muchos jóvenes pero también algunas parejas con hijos chiquitos) que siguieron atentos cada movimiento. Entre los más raros aparecieron los que hacían parkour. Pero también hubo dos perlitas: Gilda, la skater que se llevó todos los piropos y los chicos de sky runners, cada uno con un par de zancos de fierro tan resistentes como para aguantar un giro mortal hacia adelante y hasta saltos de dos metros de altura . “El evento creció mucho, y es todo un gran esfuerzo porque detrás de esto no hay ninguna productora. Pero creemos que salió muy bien y la idea es poder repetirlo dos veces por año”, concluyó Diego.
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