Por: José David Cano / El Financiero.com.mx
Cuando en 2001 apareció en las tiendas de todo el país The Tijuana sessions Vol. 1
-bajo la firma de Nortec: un colectivo de turbulentos músicos- algo se
cimbró no sólo en el ámbito de la música electrónica sino también en el
de toda la música en México. Aquel disco -sensacional y excitante- venía
a demostrar que se podía hacer música electrónica de raíz, que mezclaba los sonidos norteños con los beats. Cierto: Nopal Beat -el colectivo jalisciense- andaba explorando algo similar, pero no había llegado tan lejos.
Después de ese disco vibrante, Nortec
editó un par de trabajos más; menos intensos, sí, incluso algo
repetitivos. Tras un cisma (a mediados de la pasada década), varios de
sus integrantes decidieron seguir como colectivo, aunque cada uno de
ellos con sus respectivos proyectos...
Así, a los trabajos anteriores: Plankton Man vs Terrestre (2002),
Terrestre vs Plankton Man (2003) y Terrestre: Secondary inspection
(2004), se sumaron Bostich+Fussible y su Tijuana sound machine (2008), Bostich+Fussible y su Bulevar 2000 (2010), Clorofila y los Corridos urbanos (2011); ahora, un nuevo material se suma: el Hiperboreal con su Border revolver (2011).
Con éste, su primer trabajo discográfico, Pedro Gabriel (el hombre que está detrás del proyecto Hiperboreal)
no sólo da un paso en su evolución musical sino de igual forma trata de
desmarcarse -sólo en cierto sentido- del sonido Nortec. (Creo que no lo
he dicho: hoy por hoy lo que el colectivo produce ya lleva una marca,
una distinción: el sonido que produce.) Y es que -según contaba el
propio Pedro- Hiperboreal, como tal, lo empezó alrededor de un año y
medio antes de que se formara Nortec (en 1999).
"Cuando comenzamos el colectivo yo ya llevaba
varios años dentro de la música electrónica -recordaba Pedro-. La verdad
empecé como un melómano, como un aficionado a la música, como un
obsesivo en la colección de discos, yendo a conciertos desde chico... Yo
era al que escogían para poner la música cuando había algún día
festivo. Te hablo cuando tenía 11 o 12 años", puntualizó Pedro, y soltó
una risita contagiosa.
Sin embargo fue hasta en la universidad cuando dio forma al proyecto. (Y he aquí un secreto: etimológicamente hiperboreal significa "Más allá del norte":
híper, que es "más allá", y boreal, que es "norte", me reveló Pedro.)
El nombre surgió en un taller de poesía: "Yo estaba en la Facultad de
Literatura y Lenguas Hispanoamericanas, en la UABC, cuando empecé a
grabar algunas cosas. Fue en el taller de poesía cuando se me ocurrió el
nombre. Hablábamos ahí de las mitologías griegas, sobre todo recuerdo
el mito de los hiperbóreos: eran seres imaginarios que vivían al norte
de Atenas; supuestamente estaban más allá del bien y del mal."
Así que cuando surgió el proyecto Nortec yo decidí
continuar con el mismo nombre, prosiguió Pedro, aunque di un vuelco
total de género: seguía siendo electrónico, pero empezábamos todos en el
colectivo a experimentar con las tarolas, los clarinetes, las tubas. Y
es así -con ese camino trazado- como ha llegado Pedro -o sea,
Hiperboreal- a su primer álbum personal (intitulado Border revolver). Si
buscaba algo particular con esta producción era separar un poco su
estilo de los sonidos de Nortec. Al menos eso dejó entrever en la
charla:
-Lo primero que me impongo cuando tengo que sentarme a componer y sacar nuevas ideas para canciones es una cosa: huyamos de lo que ya ha funcionado antes. Huyamos,
en la capacidad de lo posible, de aquellos métodos que hemos utilizado
para componer... También he tratado de que estos nuevos temas no suenen
muy parecidos, o no parezcan, la continuidad de las canciones que ya
hemos editado antes. En esa línea (entre conservar un cierto sonido, un
cierto cordón umbilical: entre toda tu carrera musical, en este caso con
el colectivo Nortec y con lo que he hecho por separado) es como he
construido el álbum... Entonces, sí, existe ese cordón umbilical, pero
realmente he intentado que no parezca la continuación de eso que se ha
hecho ni que parezca autoplagio de lo que ya hiciste...
-... Es cierto, el sonido del disco tiene las raíces del sonido Nortec. ¿Es como han querido salir las canciones?
-Sí, en cierto sentido. Me parece que todo se va
dando mientras compones, y mientras vas probando ideas y te vas dando
cuenta qué te empieza a gustar, o cuál es el lado por el que te interesa
seguir... Mira, aunque la estructura de las canciones tiene mucho de
música electrónica, en cuanto a cuestión sonora, al final de cuentas es
un álbum electrónico en la concepción de la disposición de los
elementos, pero no es un disco electrónico en cuanto al resultado final
del sonido. Es un disco muy orgánico. Es un álbum que,
en algunos temas, tienes tres trombones, tres trompetas, tres
clarinetes, a veces cuatro bajo sextos, un par de acordeones, tres
charchetas y voces... Hay 19 instrumentos, en algunas partes tocando
simultáneamente. Pero además, si te has dado cuenta, en mis anteriores
participaciones con Nortec mis temas siempre estaban cargadas de
trombones y trompetas, eran las que tenían más esa influencia...
En el disco se escuchan, sí, sonoridades afro, toques norteños, coqueteos con lo mexican gypsy -por decirlo de alguna forma-, incluso un par de canciones tienen aires de funk. Pedro se ríe: "Para mí el disco suena a la evolución natural que he tenido a partir de Nortec", dijo convencido.
-Espero no ser impertinente; pero, ¿en qué condiciones estaba cuando creó el disco?
-dije en tono de broma-. Vera -añadí-, algunos temas son bailables, es
cierto, pero la mayoría no son luminosas... son más introspectivas;
incluso oscuras...
-¡Ándale! -expresó riendo Hiperboreal-. Mira, si te
fijas en las canciones que incluí dentro de los discos de Nortec
siempre eran temas que tenían un poco más de drama que las del resto de
mis compañeros... A final de cuentas a mí lo que me interesaba era tener
un disco que representara lo que yo he visto en la ciudad en estos
últimos años. El reflejo de estas canciones es lo que fue y ha sido esta
ciudad... Tijuana es una ciudad que tiene mucha fiesta, es cierto; es
una ciudad con una escena musical vibrante, desde luego; pero, también,
es una ciudad que ha sido marcada por las balas, por la violencia, por
la muerte, y, en mi caso, por los abandonos emocionales. Y es que cuando
te la pasas de gira es muy complicado tener algún tipo de relación
estable. Entonces lo que quise hacer con estas canciones, con
este disco, es ser bastante honesto con lo que estaba sintiendo, con lo
que estaba pasando. Espero que este disco refleje todo esto.
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