viernes, 17 de febrero de 2012

Stereo Total, el arte de homenajear


Autor: Alfonso Nava / ElSigloDeTorreon.com.mx

 Berlín es en muchos sentidos el epicentro de la cultura occidental contemporánea. Ciudad castigada y dividida, capital de la filosofía en el siglo XX. Para la música pop es la cuna del krautroc, el neue deutsche welle (bases del techno) y los géneros que hoy se agrupan bajo el ambiguo término de ‘música electrónica’. Paisajes berlineses ilustran obras fundamentales de David Bowie, Brian Eno o Lou Reed, ejecutantes de avanzada.

Quizá como en la Italia renacentista, lo nuevo sólo parece continuación (cuando no una reinterpretación) de lo ya hecho por los grandes maestros y episodios. Donde la genialidad es la regla, lo insólito no es siempre tan atendido. En un lugar como Berlín, que parece tener espacio para todo, lo nuevo siempre tiene la apariencia de copy-paste. Eso que exasperaría a muchos egos es el basamento lúdico, bien reconocido y asimilado de Stereo Total.


EJE PARÍS-BERLÍN
Stereo Total es un dueto formado por Françoise Van Hove, francesa, y el alemán Friedrich von Finsterwalde, mejor conocidos como Françoise Cactus and Brezel Göring, respectivamente.

Ellos mismos se definen como una amalgama entre dos tradiciones: la chanson française y la deutsche electrónica. El dulce jazz mediterraneé de Henri Salvador pinchado por un DJ berlinés en una fábrica abandonada. Tal combinación de estilos tan disímbolos ya nos habla de un carácter lúdico. Asociamos el primero a una idea de sofisticación, a una música que nos genera la imagen de Brigitte Bardot; el segundo, a un desborde percutivo, a un ritmo de taquicardia y botas Dr. Martens. Esa cualidad traviesa se sostiene en un trabajo resistente a cualquier tipo de pretensión: letras diáfanas, easy listening, tratamientos sencillos. Casi como canciones adolescentes, en lo que justamente los pretenciosos calificarían como un estilo naíf.

El juego no es nuevo. 30 años antes de Stereo Total, la voz de Nico y los riffs de Cale y Reed hicieron la primera amalgama similar. En los ochenta, sobre otro grupo de letras simples, se solía decir: “se baila, pero te hace pensar”; Talking Heads y Velvet Underground and Nico están pues al fondo de los alientos experimentales de este dueto francogermano.

Esos son los dos ejes mayores, pero el stock creativo de Stereo Total es mucho más amplio. Ellos mismos identifican como influencias al punk, al rockabilly e incluso al disco. En sus covers asoman por igual KC and The Sunshine Band, el rap de Salt-n-Pepa, el pop de Mecano, el eclecticismo japonés de Pîzzicato Five y más. Todo cabe en esta frecuencia. De allí la pertinencia de su nombre: Stereo Total.


PASTICHE AVANT-GARDE
Cactus y Göring se conocieron en una panadería de Berlín a principios de los noventa, época en la que resonaban los ecos finales del muro derribado. Una buena temporada para la música también: el Achtung Baby de U2 se volvía la respuesta europea al grunge y recordaba al pop mundial aquel aliento berlinés de vanguardia. La mención de la caída del muro no es puro contexto. A inicios de la década no fueron pocos los grupos que recrearon (en sus letras o su atmósfera pop) esa fascinación recíproca en el descubrimiento del Berlín dividido. Si los ciudadanos del primero fueron presas inmediatas del encanto consumista, los segundos integraron por vías naturales el imaginario soviético por medio de actos iconoclastas.

Cactus, con su banda Les Lolitas, ya contenía ese universo pop e iconoclasta. Göring tenía ya una fama bien ganada como músico experimental, creador de paisajes sonoros por medio de instrumentos electrónicos, una larga trayectoria como DJ e incluso un track en el que participó nada menos que la propia Christa Päffgen, la musa de Warhol, Nico.

En solitario ambos trabajaban estilos de música que por naturaleza representaban un desafío. Les Lolitas guarda en su fondo un provocador sonido punk-garage, y el trabajo de Göring desafiaba a la música figurativa en una época en que la realidad se imponía con crudeza. El primer trabajo de Stereo Total es igual de provocador, aunque lamentablemente perdido: la musicalización de una receta de cocina en la que todos los ingredientes poseen cierta connotación sexual.

Al carácter sencillo en las líricas, el dueto le suma un tratamiento de ejecución al que califican como minimalista: usar la menor cantidad de instrumentos (ella voces y percusiones; él sintetizadores y ocasionalmente algún instrumento distorsionado). Paradójicamente, este modelo despoja de artificios (como los tramposos solos de guitarra, o las secciones de alientos o violines que cualquier productor pondría para encauzar efectos a la mitad de una tonada monótona) y robustece tanto las líneas melódicas como las argumentales. Allí lo lúdico gana en complejidad sin sacrificar, justamente, lo juguetón.

Oh, Ah! (1995) es el álbum debut de Stereo Total. A lo largo de las siguientes producciones la apuesta será similar en el fondo; en la forma, los cambios son de experimentación tecnológica por parte de Göering, y de exploración argumental y de plataforma por el lado de Cactus. Lo primero es un camino natural; lo segundo abreva al arte del retake, remake, remodel que caracteriza a la obra del conjunto y que ha sido el gran camino del arte contemporáneo. Hablamos del terreno de lo multidisciplinario.

El sello de Stereo Total en esa línea queda manifiesto con su álbum Musique Automatique (2001), hoy considerado de culto y que contiene algunos de sus tracks más icónicos como L’ Amour A 3, el cual suelen interpretar en francés, inglés o español, según el país que visiten. Recibido con críticas mixtas, el disco fue para muchos el gran momento en que Stereo Total abandonó la ejecución casi doméstica y reforzó sus modelos de producción para lograr una obra de gran factura. Para otros, ese mismo escenario representó una pérdida en lo que antes lucía como ejecución artesanal. Lo que indudablemente agrega este trabajo de estudio es la noción de estilo: ante el aliento policromático de Stereo Total, se impone una idea de uniformidad relacionada con recursos, temas, pasajes sonoros que afirman para ellos un lenguaje propio. Es decir: cada canción es distinta, pero la mano es la misma.

La noción de identidad se consolidó con Discotheque (2006), álbum de remixes donde el dueto aplica el ya citado modelo: ‘retrabajar’ lo ya hecho pero con sus propias creaciones. Tal pauta se afianzó con la inclusión de ecos de Rolling Stones, The Velvet Underground, y de Nico en lo individual (el tema Chelsea Girls alude al material homónimo de la alemana).

La discografía del dueto suma ya 11 álbumes; parte del más reciente de ellos, Baby ouh! (2010), pudo escucharse en vivo durante sus presentaciones del año pasado en México.


PLATAFORMA MÚLTIPLE
Algo que ha caracterizado a Stereo Total es su producción políglota. En toda su discografía hay tracks en diferentes idiomas y este no es un ardid de cosmopolitismo ni una estrategia de penetración (crossover, como se dice en el mercado discográfico). No: es parte de la búsqueda de Cactus. Cada lengua se revela como un horizonte nuevo desde el cual recorrer otras posibilidades de realidad.

Asimismo, el hábito de ‘samplear’ no es por una carencia de lo insólito, sino el hallazgo en lo que ya está creado. La acumulación de influencias tan disímbolas en un solo proyecto no es un afán de collage sino de mixtura, de amalgama. Así como Stereo Total trabaja esos elementos, lo hace con su producción multilingüe: es hallar lo nuevo en lo que ya está sobre la mesa.

Este afán exploratorio sólo se puede explicar por las ambiciones multiplataforma de Françoise Cactus: pintora de tesituras coloridas en la línea del pop art, con líneas argumentales que examina constantemente desde su música (el sexo, el deseo e incluso -como ella misma reconoce- el porno), y escritora de registros experimentales de cierto modo (aunque con menos rigor y con intención humorística) con el mismo perfil temático que sus cuadros.

Al recrear, hay propuestas que se quedan a nivel de copia al carbón y otras que insuflan nueva vida a lo ya existente. Como las ruinas bajo las que yacen otras muchas ciudades, la vocación exploradora de Françoise y el acompañamiento tecnológico de Brezel han resignificado el arte de crear a partir del pastiche, del homenaje.

Correo-e: ziggynsane@gmail.com

DISCOGRAFÍA TOTAL
1995 Oh Ah!

1997 Monokini

1998 Juke-Box Alarm

1999 My Melody

2001 Musique Automatique

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