Autor: Claudio Pombinho Especial para Estilo
Da gusto charlar con Melero. Más allá de haber sido pionero de la música electrónica en nuestro país, de haber producido junto a Soda Stereo el álbum más exitoso del rock en español, de haber sido referencia y punto de apoyo fundamental de la movida alternativa que en los noventa catapultó a bandas como Los Brujos o Babasónicos y de haber grabado discos geniales como “Travesti”, “Piano” o “Rocío”.
Daniel Melero es un hombre que no se cree nada de eso, un caballero amable y curioso que en cada oportunidad de crear aborda la búsqueda de nuevas formas, desandando viejos caminos probados para volver a empezar cada vez en una especie de eterno viaje de ida.
Hoy y mañana se presentará por primera vez en Mendoza, en el centro cultural Tajamar. Mañana junto a su banda en dos funciones (21.30 y 23.30), mientras que esta noche desde las 20 dará una charla en la que abordará sus métodos de “desaprendizaje”.
“Ah, Mendoza... El mejor clima de la Argentina”, sonríe Melero en charla con Estilo antes de su debut en la provincia. “Hace mucho que no voy, la última habrá sido en el ’95, ’96, para charlar con Bio, una banda de allá que hacía un tecno oscuro y que editaron un disco muy bueno, con una tapa muy linda...”
–¿De qué tratará esta charla que dará?
–La charla va a tratar sobre... a ver, te voy a decir exactamente lo que tengo preparado, o algunos de los ítems...
Esto sería mi anotación para saber por donde voy a ir: “La estupidez y la inteligencia”, “La vida y la muerte del ego”, “La eternidad y lo perecedero”, “El teatro, el cine, la música y el ruido” y muchas otras cosas...
Todo comenzó con grupos de “Desaprendizaje” que he tenido hace años, charlas de hasta dos veces por semana ante un grupo muy reducido de personas, no más de veinte.
No se trataba de alumnos, había desde músicos a creativos o directores de empresas de publicidad, emprendedores, todo por una especie de selección en la que imaginaba entropías entre esas personas.
Y muchos de ellos hoy trabajan conmigo en el registro continuo en video o son quienes me hacen las luces, mi stage manager e incluso mi manager, todos provienen de ahí.
–¿Por qué “Desaprendizaje”?
–El peor momento de un acto es cuando creés que conocés un tema que te interesa y no podés verlo desde una optica donde no reconozcas lo que hay ahí...
La travesía desde la idea hasta hacer lo que querés hacer muchas veces implica una pérdida, y desarmar eso es lo más difícil que hay, desarmar lo que uno cree que es conocimiento y que en definitiva es un código de seguridad que uno asume... Son charlas para un grupo reducido de personas, porque allí todo se vuelve más interesante.
Cuando estás ante una multitud nadie te ve verdaderamente, no ven tus defectos, tus debilidades, mientras que cuando estás con pocas personas todo es mucho más difícil.
Por ejemplo, para mí no hubo show más fácil de hacer que el de la Avenida 9 de Julio con Soda Stereo, en donde el primer espectador estaba a cuarenta metros: ahí nadie podía tomar contacto con tu mirada, tus miedos, tus ambiciones...
–¿Qué recuerdos tiene de esa época con Soda?
–Mirá, la verdad... Por empezar es un tema del que no me gusta mucho hablar, es como un nervio apretado, viste... Hace un tiempo vino Gustavo a casa. Estuvimos mirando unos videos en donde se nos veía creando “Colores Santos”, y nos emocionamos mucho viendo eso...
Creo que el cúmulo de intenciones que tuvimos de alguna forma se cumplió, y eso es maravilloso. Siempre que edito un disco, aún en mi error, es porque siento que tiene una opinión de ese momento que es válida o interesante, jamás saco un disco si no es así.
Porque, de hecho, no tengo un contrato con una companía, no soy alguien que interese en esos niveles, y entonces los discos ocurren de una manera que podríamos denominar, entre comillas, “natural”...
–Esa naturalidad se notaba en la química que tenían con Gustavo...
–Sí, hemos atravesado muchas cosas juntos. Así como murió su papá durante la grabación de “Colores Santos”, mi papá murió el primer día que empezaban las sesiones de “Dínamo”... Vivimos muchas cosas con Gustavo. Empezamos a hacer cosas juntos con Conga, en el ’88.
Gustavo tocó el bajo en ese disco, y yo me quedé fascinado con cómo tocó, es un bajista espec... Bah, es un artista espectacular, de los mejores que he tenido adelante.
Y de los mejores músicos con los que estuve también, algo que a veces parece que en mi discurso despreciase, pero siempre he tendido a rodearme de verdaderos músicos, no como yo.
Era impresionante verlo tocar el bajo. En “Conga” tocó mucho, también en “Cámara”... Y después hicimos “Canción Animal”, “Colores Santos” y “Rex Mix”.
–Y “Dínamo”...
–Sí, bueno... A mí “Dínamo” no me gusta tanto como los otros...
–¡Qué raro!
–O sea, entiendo qué es lo que a la gente le gusta de ese disco, pero creo que no se nota tanto a Soda Stereo ahí... Diferente fue con “Canción Animal”.
Con ese disco ya había sido tremendo escuchar los demos que había hecho la banda. Tenían una emoción... Creo que ahí Gustavo dio con algo totalmente increíble.
–Bueno, ahí hay composiciones suyas también...
–Sí, pero lo importante fue eso con lo que dio Gustavo. Sé que fui importante en ese disco, pero toda la administración la hizo él...
–Fue descomunal el éxito a nivel internacional que tuvo ese disco...
–Bueno, ayer justamente hablaba con mis músicos de eso. Realmente me sorprendió que “Canción Animal” se convirtiera en aquella época en un disco de millones de personas comprándolo.
O sea, estamos hablando de millones... Es algo que difícilmente suceda hoy porque esa época ya no existe más, hoy estamos ante la informacíon libre, de la que estoy a favor. También creo que tienen que exisitir los cedés, pero esa era una época en que se grababa un disco en un estudio y hoy hasta el estudio de grabación está en desuso.
“Colores Santos”, por ejemplo, fue un disco de estudio. Creado primero en máquinas, pero desarrollado en un estudio. Es un disco de “hardware”, o sea, si hay un eco viene de una máquina de eco, no viene de un plugin. Y yo no estoy en contra de los plugins, de hecho hoy estuve toda la mañana mezclando un tema utilizando plugins...
–¿Está grabando un disco nuevo?
–Sí. En realidad grabando estoy siempre, pero ahora empezó a tomar forma un disco...
–¿Por qué lado viene?
–Estoy sorprendido, pero me gusta mucho... Por empezar estoy rodeado de artistas, y me siento con la madurez como para apreciar sus ideas mucho más de lo que antes he tenido.
Te diría que es un disco de una banda que utiliza la marca Melero, un disco altamente eléctrico. Donde vuelvo a tocar el sintetizador, también. Siento que es algo así como... El vacío o la total electricidad...
–Lo que dice suena al tema “Cantantes caretas en ropa de cuero”, de “Después”, el disco quíntuple...
–¡Exacto! Va por ahí el disco. Bueno: es eso pero llevado no sabés hasta qué punto. Es un disco de una dulce violencia. Y hay también una especie de folk espacial, como “Te amo” de Travesti pero llevado mucho más allá.
–¿Y las letras?
–La lírica de este disco es muy distinta a las anteriores, creo que desde hace un tiempo me atrevo a hacer rock con el tema de los conflictos a mi edad. Hay algo muy patético en los tipos que van poniéndose viejos y siguien cantándole a una chica de 15, es una ridiculez, peor que un viejo verde...
Yo trato de atravesar los conflictos que me correspondan. Los otros ya los atravesé y varias veces, y no creo ser engreído, cualquier persona que va creciendo repitió errores, creo que... Hay una situación mucho más interesante que intentar ser joven cuando no lo sos.
Esto a veces me deja solo, pero no estoy nunca solo porque alrededor hay gente que me aprecia y me ayuda. Yo trato de atravesar los conflictos que me correspondan.
–¿Siente que sus discos solistas merecerían más reconocimiento a nivel popular?
–No. Tendría que haber hecho discos muy horribles para tener la difusión necesaria, y, la verdad, ni siquiera me salen. Cada disco que he hecho contiene una opinión que podrá ser errada, soy muy crítico con mis discos, pero jamás quise ser Shakira, no querría pasar por ahí.
Es más, me sorprende hoy en día haber pasado por Soda Stereo, por Los Redondos, por Calamaro, porque a mí me atrae mucho más lo pequeño. Y no he encontrado una vida mala en ello, haciendo esta música. Es más: siento que es más satisfactoria que muchas de las vidas de estrellas que conozco.
Daniel Melero es un hombre que no se cree nada de eso, un caballero amable y curioso que en cada oportunidad de crear aborda la búsqueda de nuevas formas, desandando viejos caminos probados para volver a empezar cada vez en una especie de eterno viaje de ida.
Hoy y mañana se presentará por primera vez en Mendoza, en el centro cultural Tajamar. Mañana junto a su banda en dos funciones (21.30 y 23.30), mientras que esta noche desde las 20 dará una charla en la que abordará sus métodos de “desaprendizaje”.
“Ah, Mendoza... El mejor clima de la Argentina”, sonríe Melero en charla con Estilo antes de su debut en la provincia. “Hace mucho que no voy, la última habrá sido en el ’95, ’96, para charlar con Bio, una banda de allá que hacía un tecno oscuro y que editaron un disco muy bueno, con una tapa muy linda...”
–¿De qué tratará esta charla que dará?
–La charla va a tratar sobre... a ver, te voy a decir exactamente lo que tengo preparado, o algunos de los ítems...
Esto sería mi anotación para saber por donde voy a ir: “La estupidez y la inteligencia”, “La vida y la muerte del ego”, “La eternidad y lo perecedero”, “El teatro, el cine, la música y el ruido” y muchas otras cosas...
Todo comenzó con grupos de “Desaprendizaje” que he tenido hace años, charlas de hasta dos veces por semana ante un grupo muy reducido de personas, no más de veinte.
No se trataba de alumnos, había desde músicos a creativos o directores de empresas de publicidad, emprendedores, todo por una especie de selección en la que imaginaba entropías entre esas personas.
Y muchos de ellos hoy trabajan conmigo en el registro continuo en video o son quienes me hacen las luces, mi stage manager e incluso mi manager, todos provienen de ahí.
–¿Por qué “Desaprendizaje”?
–El peor momento de un acto es cuando creés que conocés un tema que te interesa y no podés verlo desde una optica donde no reconozcas lo que hay ahí...
La travesía desde la idea hasta hacer lo que querés hacer muchas veces implica una pérdida, y desarmar eso es lo más difícil que hay, desarmar lo que uno cree que es conocimiento y que en definitiva es un código de seguridad que uno asume... Son charlas para un grupo reducido de personas, porque allí todo se vuelve más interesante.
Cuando estás ante una multitud nadie te ve verdaderamente, no ven tus defectos, tus debilidades, mientras que cuando estás con pocas personas todo es mucho más difícil.
Por ejemplo, para mí no hubo show más fácil de hacer que el de la Avenida 9 de Julio con Soda Stereo, en donde el primer espectador estaba a cuarenta metros: ahí nadie podía tomar contacto con tu mirada, tus miedos, tus ambiciones...
–¿Qué recuerdos tiene de esa época con Soda?
–Mirá, la verdad... Por empezar es un tema del que no me gusta mucho hablar, es como un nervio apretado, viste... Hace un tiempo vino Gustavo a casa. Estuvimos mirando unos videos en donde se nos veía creando “Colores Santos”, y nos emocionamos mucho viendo eso...
Creo que el cúmulo de intenciones que tuvimos de alguna forma se cumplió, y eso es maravilloso. Siempre que edito un disco, aún en mi error, es porque siento que tiene una opinión de ese momento que es válida o interesante, jamás saco un disco si no es así.
Porque, de hecho, no tengo un contrato con una companía, no soy alguien que interese en esos niveles, y entonces los discos ocurren de una manera que podríamos denominar, entre comillas, “natural”...
–Esa naturalidad se notaba en la química que tenían con Gustavo...
–Sí, hemos atravesado muchas cosas juntos. Así como murió su papá durante la grabación de “Colores Santos”, mi papá murió el primer día que empezaban las sesiones de “Dínamo”... Vivimos muchas cosas con Gustavo. Empezamos a hacer cosas juntos con Conga, en el ’88.
Gustavo tocó el bajo en ese disco, y yo me quedé fascinado con cómo tocó, es un bajista espec... Bah, es un artista espectacular, de los mejores que he tenido adelante.
Y de los mejores músicos con los que estuve también, algo que a veces parece que en mi discurso despreciase, pero siempre he tendido a rodearme de verdaderos músicos, no como yo.
Era impresionante verlo tocar el bajo. En “Conga” tocó mucho, también en “Cámara”... Y después hicimos “Canción Animal”, “Colores Santos” y “Rex Mix”.
–Y “Dínamo”...
–Sí, bueno... A mí “Dínamo” no me gusta tanto como los otros...
–¡Qué raro!
–O sea, entiendo qué es lo que a la gente le gusta de ese disco, pero creo que no se nota tanto a Soda Stereo ahí... Diferente fue con “Canción Animal”.
Con ese disco ya había sido tremendo escuchar los demos que había hecho la banda. Tenían una emoción... Creo que ahí Gustavo dio con algo totalmente increíble.
–Bueno, ahí hay composiciones suyas también...
–Sí, pero lo importante fue eso con lo que dio Gustavo. Sé que fui importante en ese disco, pero toda la administración la hizo él...
–Fue descomunal el éxito a nivel internacional que tuvo ese disco...
–Bueno, ayer justamente hablaba con mis músicos de eso. Realmente me sorprendió que “Canción Animal” se convirtiera en aquella época en un disco de millones de personas comprándolo.
O sea, estamos hablando de millones... Es algo que difícilmente suceda hoy porque esa época ya no existe más, hoy estamos ante la informacíon libre, de la que estoy a favor. También creo que tienen que exisitir los cedés, pero esa era una época en que se grababa un disco en un estudio y hoy hasta el estudio de grabación está en desuso.
“Colores Santos”, por ejemplo, fue un disco de estudio. Creado primero en máquinas, pero desarrollado en un estudio. Es un disco de “hardware”, o sea, si hay un eco viene de una máquina de eco, no viene de un plugin. Y yo no estoy en contra de los plugins, de hecho hoy estuve toda la mañana mezclando un tema utilizando plugins...
–¿Está grabando un disco nuevo?
–Sí. En realidad grabando estoy siempre, pero ahora empezó a tomar forma un disco...
–¿Por qué lado viene?
–Estoy sorprendido, pero me gusta mucho... Por empezar estoy rodeado de artistas, y me siento con la madurez como para apreciar sus ideas mucho más de lo que antes he tenido.
Te diría que es un disco de una banda que utiliza la marca Melero, un disco altamente eléctrico. Donde vuelvo a tocar el sintetizador, también. Siento que es algo así como... El vacío o la total electricidad...
–Lo que dice suena al tema “Cantantes caretas en ropa de cuero”, de “Después”, el disco quíntuple...
–¡Exacto! Va por ahí el disco. Bueno: es eso pero llevado no sabés hasta qué punto. Es un disco de una dulce violencia. Y hay también una especie de folk espacial, como “Te amo” de Travesti pero llevado mucho más allá.
–¿Y las letras?
–La lírica de este disco es muy distinta a las anteriores, creo que desde hace un tiempo me atrevo a hacer rock con el tema de los conflictos a mi edad. Hay algo muy patético en los tipos que van poniéndose viejos y siguien cantándole a una chica de 15, es una ridiculez, peor que un viejo verde...
Yo trato de atravesar los conflictos que me correspondan. Los otros ya los atravesé y varias veces, y no creo ser engreído, cualquier persona que va creciendo repitió errores, creo que... Hay una situación mucho más interesante que intentar ser joven cuando no lo sos.
Esto a veces me deja solo, pero no estoy nunca solo porque alrededor hay gente que me aprecia y me ayuda. Yo trato de atravesar los conflictos que me correspondan.
–¿Siente que sus discos solistas merecerían más reconocimiento a nivel popular?
–No. Tendría que haber hecho discos muy horribles para tener la difusión necesaria, y, la verdad, ni siquiera me salen. Cada disco que he hecho contiene una opinión que podrá ser errada, soy muy crítico con mis discos, pero jamás quise ser Shakira, no querría pasar por ahí.
Es más, me sorprende hoy en día haber pasado por Soda Stereo, por Los Redondos, por Calamaro, porque a mí me atrae mucho más lo pequeño. Y no he encontrado una vida mala en ello, haciendo esta música. Es más: siento que es más satisfactoria que muchas de las vidas de estrellas que conozco.
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