Autora: Elena Cabrera / Lainformacion.com
“Los melómanos de corte enfermizo tendemos a la sobreclasificación de los géneros” diceTito Ruano y añade que la prensa especializada también. El proyecto de agitación musical del que forma parte, Valle Eléctrico, ha sido autoclasificado bajo las etiquetas de post-electro clash, synth noise, disco dream pop, synth goth y pop nórdico. “Valle Eléctrico quiere aglutinar cualquier traza electrónica en la que los sintentizadores no sólo son uno de los que instrumentos principales, sino que marcan la propia identidad de su música”. Así que, por usar una resonante palabra ochentera que en España no tuvo mucha penetración, llamémoslo synth.
“Esa reformulación de los sonidos ochentosos, ese espíritu de componer para provocar el baile instantáneo, se ha transmutado. Hay cientos de nuevas formaciones que han decidido beber directamente del pasado y darle nuevos colores” explica Ruano.
De las raíces del synthpop hoy nos llega synth-punk, synth-goth o synth-noize. El dreampop hazlo de baile y tenemos disco-dreampop. El electroclash hazlo oscuro y tenemos post-electroclash. Al witch house ponle algo que parezca un estribillo y tendremos glitch pop hipnagógico. Quizás en esa última nos hemos sobrado, pero es que hay que experimentar.
Ruano lo clarifica mejor: “Han mezclado electro pop con sónidos góticos, ruido industrial, sonidos evocadores de baja fidelidad, gamberrismos y así, tantas ideas nuevas, que nosotros hemos decidido decir ‘ok, ¿hay mucha variedad, porque no reenfocarla en un club mensual, sincero y honesto que crea que esa música es la mejor para bailar?’ Si hay clubs de techno, house, dance, dubstep o bass music, ¿por qué no el club donde el sintetizador sea su alter ego?”.
En la música pop se habla de escenas como una estructuración paralela a la de los géneros. A veces la escena es tan pequeña como la de tres amigos en Las Matas o tan grande como la del hip-hop. “Las escenas surgen cuando distintos artistas, bajo una misma identidad creativa y estilística, sustentan unos parámetros y códigos como medio de creación y expresión artística. Nosotros hablamos de escena, porque creemos en un espíritu de entender de música, algo mucho más atemporal que los géneros musicales”.
El objetivo de Valle Eléctrico es cimentar una escena synth en Madrid. “Una escena synth es algo que nosotros queremos crear, pero como tal no existe” a pesar de ciertos núcleos creativos en Brooklyn, Reino Unido, San Francisco, San Diego o Canadá, señala Ruano. Pero crearla en Madrid lo consideraban casi “imposible” porque “Barcelona ha eclipsado el efecto ya que los festivales más importantes que apuestan por la electrónica de nuevos sonidos y los locales que arriesgan en programación, como Razzmatazz y Nitsaestán en esa ciudad”. Madrid juega en desventaja. “La razón reside en que en Madrid los públicos no tienen costumbre en salir en función de quién es el artista que toca o pincha, pero porque los programadores no se han preocupado de crear esa necesidad, como sí ocurre en Barcelona”. Tito opina que se ha seguido la fórmula del éxito fácil y la capital huye del riesgo, “el publico se ha tenido que acostumbrar a ser pasivo y no exigente”. El programador cree que para crear ese cambio hay que ser constantes y sentar precedentes. “Madrid necesita un cambio y los públicos nocturnos lo piden”.
En Valle Eléctrico creen que ese público existe y está huérfano de escena. Es una audiencia entre los 22 y 40 años, residentes en Madrid capital y “con objetivo de la fauna deMalasaña”. Son habituales de festivales como Primavera Sound y Primavera Club oSónar, que se hacen en Barcelona; Paredes de Coura, en Portugal o ECO Festival, cuya primera edición ha tenido lugar recientemente en Matadero Madrid. Son “melómanos que rastrean en la red grupos noveles y nuevos artistas, buscan los conciertos por eventos del Last.fm y agendas de blogs de música especializada, leen revistas de tendencias y no son conformistas”, esta es la definición que Tito Ruano afirma que diría un “analista de públicos” pero ahora vayamos a por la opinión del agitador: “es un público ecléctico, de distintos estudios pero para el que la música representa un paso más al simple pasatiempo, es incluso un modo de vida. Y eso es lo bonito, una nueva generación que aparte de idolatrar el vinilo e incluso el retorno del cassette, no se conforma con los mass media y realmente se preocupa de investigar”.
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