lunes, 28 de marzo de 2011

Ofrece Röyksopp espectáculo sensacional

 

Autor: Alejandro Flores / El Economista

Es poco común que miles de personas accedan al Parque de Diversiones Six Flags entre las 9 y las 10 de la noche. Pero esa excepción ocurre: el fin de semana pasado, más de 5,000 melómanos de todas las edades e intereses se dieron cita en el Teatro Chino (frente a las atracciones Splash y Escorpión del parque temático) para presenciar lo que, entre boca y boca, se ha calificado como uno de los más grandes conciertos del año: el que ofreció el dúo noruego de música electrónica Röyksopp, en su segunda visita a nuestro país.

El movimiento se reactivó al interior del parque alrededor de las 8 de la noche, mientras las familias eran relevadas por jóvenes con chamarras de cuero o camisas oscuras, algunas de ellas con la leyenda Röyksopp en el frente. En el trayecto de los asistentes hacia el foro, ¿por qué no subirse a algún juego mecánico aún en funcionamiento?

Al interior del Teatro, primero calma, luego entusiasmo, más adelante algo de desesperación y al final, cuando por fin, alrededor de las 11:30 de la noche, los noruegos saltaron al escenario: el delirio.

Mucho fulgor en el frente. Y mucho más baile en todo el recinto. Mucha cerveza. Los jóvenes hipnotizados no daban crédito del talento y el poder de la banda. Tampoco podíamos creer la fidelidad, amplitud y precisión del audio. ¡Por Dios, estamos en Six Flags!, no se hacen conciertos aquí cada semana, y el audio fue mucho mejor que en los recintos por excelencia para vivir el rock en nuestra Ciudad: el Palacio de los Deportes, el Foro Sol, el José Cuervo Salón. Un audio excelente como del que pocas veces las bandas que nos visitan pueden presumir. En hora buena por las productoras Vive-One y Basic Music.

Entre la concurrencia: chicas lindas con vestido, ajustados pantalones de mezclilla o tacones. Los hombres cómodos: jeans, tennis y chaqueta. Jóvenes matrimonios que rondan de los 30 a los 40 años, algunos de ellos acompañados por sus hijos adolescentes.

La velada comenzó con la banda Timothy Brownie, agrupación que subió al escenario en punto de las 10 de la noche. El público los recibió con gusto y entusiasmo, mismo que se agotó cuando la banda que con las primeras cuatro canciones había cumplido con dignidad, se engolosinó y tocó más de lo necesario. Al final, esto desesperó a una porción de la audiencia y la presentación de estos jóvenes no pudo ser redonda, sobre todo, porque minutos más adelante la calidad de Röyksopp dilapidaría todo recuerdo que pudo haber quedado de Timothy Brownie. 

La agrupación conformada por Svein Berge y Torbjørn Brundtland, presentó sus dos más recientes producciones discográficas, Junior y Senior, dos polos en sus maneras de crear. Caras que se mostraron durante el concierto: Junior es la luz y el baile; Senior es el lado oscuro e interno, se compone únicamente de temas instrumentales.

La presencia de la cantante Anelli Drecker como vocalista invitada fue un hitazo, con una voz que supera lo real y una desenvoltura escénica que borda la fascinación del drama. Todos los músicos que acompañaron a Svein y Torbjørn, tienen una personalidad muy bien definida y sólida. Nadie desentonó en ningún sentido.

Sin duda alguna, el concierto de Röyksopp superó las expectativas. Hoy por hoy se trata de una banda que ha dejado huella en el panorama musical. Muestra de ello es que su álbum debut Melody A.M. fue nombrado el mejor disco noruego de la década (2001-2010).

Éxitos como “Eple”, “Remind me”, “This must be it” y “What else is there?” entre varios más. Hacia las 12:30 de la madrugada los noruegos realizaron tres encores y al final se despidieron emocionados y agradecidos, con una promesa: "esperamos regresar muy pronto"

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