domingo, 8 de febrero de 2009

Luto en la música; Jorge Reyes emprendió su viaje astral


Jorge Caballero/La Jornada Michoacán.
La madrugada del pasado sábado murió el etnomúsico Jorge Reyes a causa de un paro cardiaco. Se quedó dormido en su estudio y ya no despertó. Los restos del músico fueron cremados. Le sobreviven sus hijos Citlalli, Ritwan y Eréndira.

Los amigos de Jorge encendieron cirios y velas y formaron con los instrumentos musicales del artista un altar adornado con dos fotografías en blanco y negro de Reyes, así como una alfombra de pétalos de flores hecha alrededor del féretro. Cuatro grandes ramos de flores custodiaban el ataúd, mientras algunas personas hacían sonar las flautas de barro y los tambores que Jorge Reyes utilizó en alguna parte del mundo o en el país que lo vio nacer hace 57 años.

Ariane Pellicer definió a su compañero: “Fue un ser que jugó con la música antigua y la moderna, y que iba muy adelante a su época, por lo que todo mundo lo va a recordar, por creativo y buena persona, que amaba a sus hijos y familia”.

Autodefinido como un etnomúsico Jorge Reyes es considerado como uno de los artistas más reconocidos en la escena musical contemporánea mexicana, su obra abarca un amplio rango de experimentación sonora, desde incorporar instrumentos prehispánicos a la música rock, jazz y electrónica hasta la creación de su propio género musical el cual definió como tloque nahuaque (música corporal con canto armónico).

Jorge Reyes nació en 1952 en Uruapan, Michoacán, estudió flauta transversa en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) antes de optar por un original estilo propio. En la década de los años 60 hizo un largo viaje a Europa en una aventura de aprendizaje musical que le llevó a Alemania, donde estudió música clásica, electrónica y jazz. También viajó a la India donde se dedicó a estudiar la música tradicional hindú y tibetana.

A su regreso a México formó los grupos Al Universo y Nuevo México, donde hizo sus primeras experimentaciones fusionando el rock con instrumentos mesoamericanos como el teponaztle, caparazones de tortuga y caracol. En 1980 funda con Armando Suárez el grupo Chac Mool. Se convierte en flautista y guitarrista de la agrupación e imprime todos sus conocimientos musicales a lo largo de cuatro discos y le otorga su característica esencial: la creación de atmósferas a través de letras profundas que obligaban al oído a trasladarse a un mundo fantástico.

La aparición de Chac Mool en los escenarios coincide con el inicio de la década del boom del rock mexicano, la instrumentación de Chac Mool fue pionera en incorporar elementos como el violoncello, mandolina, timbales, sintetizadores, la flauta e instrumentos prehispánicos, todo esto gracias al ingenio de Jorge Reyes y los demás elementos de la banda.

En 1985, Chac Mool se disuelve y Jorge comienza una prolífica carrera de solista que le llevará a muchos lugares y a ser uno de los músicos mexicanos más reconocidos del mundo. Jorge Reyes se caracterizó por presentar música popular mexicana y por concebir durante todos estos años sus conciertos como ceremonias rituales prehispánicas, en las cuales sintetizó sus investigaciones musicales y viajes para formular lo que es la columna vertebral de su propuesta sonora: la mezcla de sonidos autóctonos y prehispánicos con la tecnología musical avanzada de los procesadores de sonido, armonizadores, ecos y sonidos guturales; ejemplificados en los tradicionales conciertos que Jorge Reyes ofrecía el Día de Muertos en el Espacio Escultórico de la UNAM, un acercamiento y una reivindicación a los principios sagrados de las culturas mesoamericanas, llenas de sensibilidad, originalidad e intensidad, donde el músico aparecía como jaguar.

Acerca de la muerte de Reyes el músico cubano Piro, fundador del grupo Ritmo Peligroso, dijo: “Es una gran pérdida para nuestra música mexicana la muerte del gran Jorge Reyes, pude compartir con él muchas veces a través de muchos años, nuestra amistad se remonta a finales de la década de los 70 donde todavía colaboraba con Nuevo Mexico. Ha dejado un legado musical muy importante”.

Jorge Reyes grabó 26 álbumes, entre discografía original y colaboraciones, de donde destacan: A la izquierda del colibrí (1985), Comala (1986), Ek Tunkul (1987), Viento de navajas (1988) y la obra fundamental/angular/básica Bajo el Sol Jaguar (1991). Además de Nierika (1989), El costumbre (1993), Rituales prehispánicos (1996), El Camino del Jaguar, 1983-2001 (2001) y Concierto en el Zócalo de la ciudad de México (grabación no oficial aparecida en 2006), entre otros.

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